Hoy he visto en la Casa
Encendida la exposición "Metamorfosis. Visiones fantásticas de Starewitch,
Svankmayer y los hermanos Quay."
En la exposición se pueden ver fragmentos de películas
de estos cineastas y las maquetas y marionetas que usaron para ellas, así como
algunos cuadros o carteles de cine influyente para ellos.
Está hecha para todos los amantes de la cultura
fantástica de rollo tétrico, cruel y demente y para todos los amantes de Tim
Burton y Terry Gilliam, que claramente han basado todo su imaginario en aquellos.
Realmente ver las marionetas de los Quay y sus películas era como ver a Tim
Burton con un toque algo menos infantil y más gore. Marionetas diminutas sin
ojos, sin cabeza, con sesos de algodón en decorados oscuros y grises al más
puro estilo del cine alemán de los años 20.
Svankmayer es otro rollo pero sin alejarse demasiado.
Si los Quay nos recordaban mucho más a Tim Burton, Jan Svankmayer nos recuerda
más a Terry Gilliam. Algo más de color, la oscuridad no es tan palpable, pero
manteniendo la locura, la demencia y la crueldad como elemento principal y añadiendo
un toque sexual totalmente inexistente en los Quay. Además destaca el gusto por
los animales e insectos disecados. Y personalmente me ha enamorado de él ver
que tiene una versión propia (a su estilo claro está) de Alicia en el País de
las Maravillas, llamada Alice.
Ladislas Starewitch vuelve a ser otro mundo. Tiene en
común con Svankmayer y los Quay la fantasía y las marionetas y el stop motion.
Pero el elemento cruel y demente desaparece casi por completo. Es un mundo de
fantasía más en el cliché que entendemos por "fantasía": bosques
mágicos, ratones que bailan... A veces se nos olvida que en realidad lo que
hacen Svankmayer y los Quay, al igual que lo que hacen Tim Burton o Terry
Gilliam también lo es. Todo lo que quieran integrar en sus obras para hacerlas
propias van dentro de ese gran ingrediente gigantesco. Ladislas Starewitch crea
un mundo mucho más "agradable" de ver, por decirlo de alguna manera.
Él piensa mucho más en un público infantil, si bien no sólo en él. Consigue
algo que muy pocos creadores consiguen: obras para niños, que gusten, y no solo
eso, si no que transmitan algo también a los adultos. Que un adulto vaya a
verlo por propia iniciativa, no solo porque acompañe a su hijo. Pocos han
conseguido eso: Lewis Carrol, Lorca... En él también debe destacarse lo mismo
que en Svankmayer: el gusto por los animales e insectos y en la exposición se
pueden ver algunas de sus colecciones personales de mariposas y escarabajos
disecados.
La exposición se completa en otros dos lugares: por un
lado la figura de Starewitch se completa en el Museo Nacional de Ciencias
Naturales y por otro se completa la de Svankmayer en el Museo Lázaro Galdiano